jueves, 23 de septiembre de 2010

Uyy que horror!

No es por nada pero en lugar de estar con mis queridos contertulios, tuve que ir a un sitio de gran significación, pero horrendo, que respeto y odio por igual: el centro de bogotá. Me metí allá por motivos diversos. No me fui en transmi porque he desarrollado desde algún tiempo una fobia sistemática a los pésimos servicios de transporte. Tuve que ir a una hora, imposible para acceder a eso. Quienes lo hacen imposible son los universitarios, una especie de masa, de gleva, de chusma palurda que se mueve en cardumenes nutridos, que repletan esa porquería de buses. Y como consecuencia, tuve que embutirme en una buseta, horror de los horrores.

hacía rato no lo hacía, por puro desprecio, por rechazo visceral a tan crudos y rudimentarios métodos de transporte. Me subí en esa porquería procurando tocar lo menos posible todo, me senté como horacio a propósito, no vaya y sea que una infección se jartara una de mis nalgas. No se por qué la gente tiene un hábito por demás curioso, que consiste en reirse o subirse sonriendo a una buseta. De que se rien? que le sparece chistoso? que les alegra? subirse a esa guevonada? noo! yo me rio pero subiéndome a una zorra, o encima de una ja ja, de resto, es un verdadero suplicio. Y se sube un man, buen carreto eso si, a vender pulseritas. Oh dios, como odio esa maricada, no por el man, porque pues el man esta en lo suyo, sino en la tontería d ela gente. hay quienes se comen el carreto del man y o le dan una moneda o le compran cualquier maricada. Para que creen que va a usar esa plata? ja ja, pues para trabarse, lo que pasa es que la gente cree que una monedita no les alcanza para nada. Ah no? un man de esos solamente necesita 400 pesos diarios para trabarse un dia entero.

esta es una ciudad de farsas e idiotas, juntelos y el hijo es el bronx. Yo no regalo es pero ni mierda. Pónganle cuidado a esta perla: un día me hallaba, hace años, en una plaza d ela ciudad. Se me acercó un man, un viejito en cicla y me dijo, que no necesitaba plata, que el vendía tintos por la noche, que si le regalaba el "plante", o sea, una panela y una libra de café. Yo, inconmensurablemente guevón --el peor de los guevones es el que se las da de abeja--, le dije: listo, pero yo se lo compro. Y el man claaaro, listo, fui a un almacén con el man y en el camino le señalé el edificio donde tenía una oficina hace años. Y listo, una panela y una libra de café después despaché al viejito malparido. Pero, yo, no se por que se me ocurrió decirle al man que se pasara un dia porque en esa epoca necesitabamos algún guevón que se fuera a repartir una propaganda por ahí. Y el man quedó de ir uno o dos dias después. Nunca apareció.

Un dia llegó el viejo hijueputa a mi oficina. Yo estaba leyendo el periódico, en la sala de recibo y el man se asomó a la puerta, yo ni me inmuté. No saludé ni nada, seguí en lo mío. Resulta que el marico viejo careverga ese, iba a pedirme limosna. Sin siquiera mirarlo, con el viejo desde la puerta le repetí mi advertencia: "le dije que aquí no viniera a pedir limosna, si va a pedir, pida pa los dos hijueputa porque yo no tengo, o pidale a alguien que tenga, a mi no me joda". y se largó, así facilito. una mala experiencia, podría decirse, pero no me había logrado zafar al viejo carepipi. Dias después llegó una cucha, una vieja así medio gamina manoteando. Yo abrí la puerta, perplejo, pues resulta que la malparida era muda y yo esa mierda no la entiendo. Entre manoteos, le dije a un colaborador: "ala, alcanzále a este esperpento un lapicito, un ñoquito pa botarlo despues, y un papel a ver si sabe escribir que putas es lo que quiere".

Bingo! sabía escribir, no diremos que era una caligrafía digna de un virrey, pero algo se podía descifrar. me alcanzó el papl garabateado donde, ja ja, entre trazos confusos y repizados, la vieja me decía que ella era la esposa del viejito hijueputa ese, que era muda de nacimiento, que el viejo le daba muy mala vida y que la limosna que recogía oigase bien: se la gastaba en putas..ja ja ja, lo horrendo de esa parte es que no la escribió: cual Marceau improvisado, me la actuó de manera soberbia, con sus caderas y dedos ilustrando el acto de la penetración, con cadencia, ritmo y todo. la gente con la que trabajaba se quedó boquiabierta antes de romper en carcajadas estridentes, como corresponde, a mi, acostumbrado a lo bizarro me pareció algo normal. Y que quería la cucha? saber si el marido había pasado por allá, si yo le había dado plata y pedir limosna. Yo la mande para la gran puta mierda, pasé una nota a la administración diciendo que una hijueputa muda había engañado a los celadores (!!!) ah! desde ahí, eso fue como en el 2000, decidí que la caridad la iba a ejercer primeramente conmigo.

Y estando en el centro, esto que sigue si es para aquellos valerosos hombres de mi amada patria, a aquellos excelsos caballeros a quienes el escarnio no acobarda, pequeños hèroes cuya imagen no se cuestiona, aquellos motines unipersonales amantes de las chicas de "a pie", yo se que somos pocos, pero un grupo muy influyente. Andaba yo merodeando los andenes de la calle 18 entre carreras 11 y 13, precisamente cuando la noche brillaba en su oscuridad. Yo esa zona la había descartado desde que acudía a los servicios de una dama exquisita, que solía sodomizar en pacientes sesiones de ardorosos avances. se había vuelto un lugar de encuentro de hamponcetes, eso por allá es inmundo, como dije, solo estaba allí por casualidad.

De repente, la noche trajo sus sorpresas. Estaba yo en toda la esquina d ela 13 con 18, ordenando una dotación d eoveroles y guantes de carnaza para alta temperatura, cuando veo de reojo este pequeño pero exquisito ramillete de putas, absolutamente deliciosas. "pero que esto mi chino querido" pensé para mis adentros. me hice el guevón y mientras llenaban unas formas en el almacen, me hice el que hablaba por celular para evadir propuestas a las que hubiera cedido sin vacilación, pasé el andén y penetré en las sombras del placer. Ohh! ooohhh! "pero que es esto tan bueno dios mioooo"! aaahhh! que rico! me encanta saber que el santafé se está reorganizando, los andenes los estan retomando los hábitos carnales. Ya no me cae tan mal Ungenio, el amigo de Condorito que no s eporqué, terminó siendo nieto del "general" rojas, miembro del polo y alcalde de bogotá. y hermano de un hijueputa borrachín. pero lo bueno es su absoluto abandono de cuestiones como la seguridad, por lo que mis queridas putierrez que como hoy, decoran los andenes sórdidos con su presencia.

Lástima. Estaba bastante ocupado. Si no, me hubiera refundido derechito, allá en el motel de enchape blanco que queda en la cuadra norte d ela calle 18, unos metros arriba de la carrera 13. No se. yo creo que es el destino, el que hoy me quitó un encuentro que hubiera sido delicioso, en gran compañía. Pero me enrutó mañana a mis preciados andenes. Que rico.

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