todo se vuelve extraño, raro, ajeno para uno. Me he despersonalizado a un punto en que no siento asombro. Habiendo superado y repuesto del asunto del can de esta mujer, por cierto se compro otro, como si la vida fuese mercadeable, pudimos entablar nuevamente una relación más o menos parecida a la que teníamos antes: cama, rumba, gozadera y cada uno pa su casa, no podría ser mejor. De hecho fuimos a conseguir el chandoso de repuesto. Los manes se lo venden a uno con certificados de pureza racial (!!), que el papá es campeón de no se que vergas, como si un perro pudiera ser campeon de algo, además del concurso del bollo más grande.
Pero por qué no aplicar los preceptos de consecución de mascota a la vida humana? me gusta eso de pureza racial, certificados de alta calidad genética, esa taxativa clasificación entre las razas de cánidos, que tan bien le harían al mundo humano. Rico. Sería un mundo exactamente igual de decadente o incluso peor, siendo los humanos pequeñas bestias envilecidas, pero tendría más estilo, más charm. Al fin de cuentas, asesinar es un placer carnal que no se extingue con el orgasmo, fin único de cualquier cosa que justifique matar a otro ser: placer y más placer. Por eso un asesino en serie no puede dejar de hacerlo, por eso un garavito no tiene de otra que cortarse con lo que tenga a la mano del ardor físico de saber que durante el resto de su vida no podrá saltar el muro para otra probadita del zumo del placer en su máximo esplendor, en el zenith de las sensaciones.
Pero, para nosotros ubicados en el escalón del principiante en su camino de la búsqueda del placer por el mal camino, tendremos que conformarnos con lo que esté a la mano: las puticas y hablando de ello, como es la vida que no he vuelto por allá, pero hay urgencias más inmediatas, cada vez que me lo propongo, me resulta imposible. Esa es la vida, no se puede tener lo que se quiere, pero a veces se obtiene de más. Increíble pero cierto: eso que dicen que uno debe tener cuidado con lo que desea porque lo puede obtener, es cierto. A mi me ha pasado; uno desea mucho X ítem, X sensación o placer y cuando la obtiene, lo más grave es que uno deja de ser uno. Yo, como las serpientes mudo de piel cual casacarón cada vez que veo que el camino sencillamente no tiene vuelta.
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